Este era el ambiente del Jubileo del 2000.
Bueno, en realidad era el ambiente de la Jornada Mundial de la Juventud. El evento coincidió con el Jubileo del 2000. Y las calles de Roma se inundaron de dos millones jóvenes venidos de todo el mundo.
Fue en agosto. Y lo que se vio continuamente fue la gran complicidad entre los jóvenes y el papa.
La vigilia en Tor Vergata fue una fiesta. Discurrió entre tiernas escenas como estas y el diálogo continuo entre los jóvenes y un Juan Pablo II.
Qué fuerza.
Un papa que lejos de sentirse enfermo y anciano, se sentía con ganas de vivir.
Así vuelvo rejuvenecido. Y os saludo una vez más a todos vosotros, especialmente a aquellos que están más atrás, en la sombra, no pudieron ver nada pero que si no podían ver sí que podían escuchar este jaleo. Este jaleo lo ha escuchado Roma y nunca lo olvidará.
Esa vigilia y la misa del día siguiente fueron el culmen de lo que pudo ser una de las Jornadas Mundiales de la Juventud más exitosas de la historia o de las que más huella dejaron.
JRB