Francisco ha establecido que la misa con el rito tridentino podrá celebrarse sólo si el obispo da permiso. Y si lo hace, las lecturas de la celebración debrán leerse en el idioma local, usando la traducción de la conferencia episcopal.
La medida afecta a la misa tridentina, o misa de San Pío V, que es la que había hasta el Concilio Vaticano II. Es sólo en latín, los sacerdotes la celebran en voz baja, con guantes y de espaldas a los asistentes.
En 1970, Pablo VI modificó el rito y preparó el actual, que se celebra en el idioma de los participantes, con mayor variedad de lecturas, y en voz alta.
Benedicto XVI autorizó a celebrar misa con el rito antiguo como mano tendida a sectores tradicionalistas.
En estos ambientes se rechazan los cambios introducidos durante el Concilio Vaticano II. Y el icono de estos cambios era la modificación del rito de la misa.
...Pero 14 años después del permiso de celebrar la misa tridentina, no han mejorado las relaciones con los tradicionalistas, pues siguen rechazando los demás cambios del Concilio Vaticano II.
La medida de Benedicto no sirvió para acercarlos al resto de la Iglesia, sino para afianzarlos en sus posiciones que en algunos casos son casi cismáticas.
Francisco ha explicado la decisión en este motu proprio llamado “Traditionis custodes” que subraya que los obispos son los custodios de la tradición.
El cambio no afecta a órdenes religiosas que celebran según el rito antiguo, pues no dependen del obispo; pero desaparece el departamento del Vaticano que las coordinaba.
Los sacerdotes diocesanos sí que necesitarán permiso del obispo, que deberá decidir lo que sea más oportuno para las personas de la diócesis, sin que haya una receta general.
