Religiosa en Siria: Los cristianos de mi ciudad se aferraron a la oración y a la Virgen

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25/07/2017
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Sor Joséphine Bou Nassar es libanesa y fue refugiada durante la guerra civil de su país, un conflicto que duró más 15 años.

Es religiosa de la Charité de Besançon y, por si no hubiera sido poco vivir la guerra en su propia tierra cuando era joven, como religiosa, le tocó sufrirla durante 3 años en Siria.  

Fue además en una zona totalmente cristiana asediada pronto por milicias yihadistas de todo tipo. En esa situación los cristianos dejaron de acudir a las parroquias. Todo atisbo de normalidad quedó aplastado bajo los combates.

SOR JOSÉPHINE BOU NASSAR
Religiosa de la Charité de Besançon

“Tuve una inspiración por la que llevamos a la Virgen por las casas para que protegiera a los cristianos”. 'La dejamos una noche en una casa y todo el mundo se acercó a rezarla. Había familias que me dijeron: “Pusimos a la Santa Virgen en el salón y nos quedamos toda la noche allí, dormimos con la Santa Virgen””.

Por iniciativa de esta religiosa, la imagen de la Virgen visitó a diario unas 25 o 30 casas. Fue un sencillo gesto que llenó de esperanza la zona en la que precisamente comenzó la guerra y donde se vieron las primeras atrocidades, la región de Daraa.

SOR JOSÉPHINE BOU NASSAR
Religiosa de la Charité de Besançon

“Hay quien me dijo:“Nunca ha rezado el Rosario pero ahora he comenzado a hacerlo y estoy seguro de que la Virgen me dará la fuerza, el valor y la esperanza para continuar pese a todo lo que hemos vivido”. “Fue realmente conmovedor escucharlos, cómo se han aferrado a la oración y a la Virgen”.

La religiosa lleva ya varios años en Líbano pero tuvo que vivir en Siria lo peor de la guerra, desde su estallido hasta la llegada de los radicales. Fue testigo del sufrimiento que también provoca en los cristianos el verse obligados a empuñar las armas.

SOR JOSÉPHINE BOU NASSAR
Religiosa de la Charité de Besançon

“La guerra es dura, sobre todo para los cristianos que no quieren matar. Tenemos fe y Cristo no quiere que matemos, que llevemos armas. Estaban muy angustiados, se preguntaban, ¿cómo yo, como cristiano, voy a ir al campo de batalla y matar? Esa era su angustia”.

Explica que, a través de la oración y el acompañamiento, pudieron serenar el corazón de muchos que fueron a la guerra pero nunca más volvieron. Sabe que hoy en día esa imagen de la Virgen sigue visitando las casas y llenando de consuelo a los pocos cristianos que quedan en esa zona de Siria.

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