Es una de las imágenes habituales de la visita del Papa a Colombia. Miles de personas esperaron con entusiasmo su paso para poder saludarlo. En algunas ocasiones pusieron en apuros a los equipos de seguridad al abalanzarse sobre el coche en el que viajaba Francisco para saludar a la gente. Es una estampa que se ha repetido a lo largo de todo el viaje.