Se cumplen 25 años de la restauración de uno de los lugares más fascinantes del Vaticano, la Capilla Sixtina.
La restauración de los frescos comenzó en 1980. Curiosamente, hicieron falta más años para restaurarlos que para pintarlos, pues Michelangelo tardó sólo 9 años, y los restauradores, 13.
El humo, el polvo, y materiales usados para otras restauraciones, como goma arábiga y oleos, se habían comido los colores originales de la obra.
Usaron andamios parecidos a los que tenía Michelangelo, y los apoyaron en los mismos foros que dejó el genio renacentista.
Gran parte del coste lo cubrió el canal japonés “Nippon Television Network Corporation”, que entregó 4,2 millones de dólares a cambio de tener tres años de derechos exclusivos de las fotos y el vídeo. Esos derechos vencieron en 1997.
Para conservar la memoria del trabajo, los expertos dejaron algunos puntos sin restaurar, para que se pudiera apreciar la diferencia.
Con esta ceremonia, en 1994 Juan Pablo II mostró al mundo el espectacular resultado de trece años de trabajo.
Juan Pablo II pidió a quienes admiran esta obra, que redescubran “la perspectiva religiosa que inspiró a Michelangelo y que sigue siendo válida”, pues favorecerá “el desarrollo de la unidad y la auténtica paz entre los pueblos del mundo”.