El fresco del salón de los semidioses, un tesoro a dos pasos del Vaticano

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16/10/2022
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El Palacio de la Rovere debe su nombre al cardenal Domenico della Rovere.

Ubicado a dos pasos de la Plaza de San Pedro, el cardenal lo hizo construir en la segunda mitad del siglo XV como su residencia privada.

Siendo uno de los personajes más influyentes de la curia romana, para embellecerlo contrató a los mejores artistas de la época, entre ellos a Pinturicchio, que realizó los frescos del techo del llamado “Salón de los Semidioses”.

ANDREINA MERHEB
Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén
Es un verdadero tesoro... era donde (el cardenal) venía a reflexionar, a leer, a estudiar... y este techo en cierto modo estaba hecho para inspirarle y ayudarle en sus decisiones.

En el centro del techo se encuentra el escudo de Rovere con dos faisanes, que se repite en las cuatro esquinas de la sala, de nuevo con un faisán y el roble, que es el símbolo de la familia.

Animales fantásticos se mezclan con dioses mitológicos así como la tradición medieval se fusiona con el Renacimiento en una suntuosa demostración de la habilidad de Pinturicchio en la composición de este techo.

ANDREINA MERHEB
Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén
ORIG. ITALIANO
En 1483 terminó su colaboración con el “Perugino” en la Capilla Sixtina. Se quedó en Roma, donde aceptó otros encargos, entre ellos éste para el Palacio della Rovere. Aquí, junto con sus ayudantes, trabajó en los frescos de las distintas salas del palacio. En particular, trabajó de forma más directa, más personal, en este maravilloso techo, utilizando una técnica muy similar a la que se utilizaba para los manuscritos iluminados, realizando las pinturas sobre papel, pintándolas al temple. Luego se pegaron sobre soportes y estos soportes se colocaron sobre estos paneles.

En su conjunto, un fascinante repertorio de bestiario bajomedieval, imágenes simbólicas y alegorías a modo de falso mosaico.

ANDREINA MERHEB
Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén
ORIG. ITALIANO
Este fondo de mosaico que se ve en el interior de los azulejos, estos cuadrados no son en realidad un mosaico real, han sido pintados, no son piedras de mosaico, pero el efecto es sorprendente, y también único. Por lo que sabemos, no hay otros techos de este tipo realizados de esta manera en otras mansiones históricas.

El extraordinario artesonado de madera lo conforman, 63 paneles octagonales y cada uno, como nos explica Andreina Merheb, cuenta una historia.

ANDREINA MERHEB
Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén
ORIG. ITALIANO
Por ejemplo vemos el querubín con alas que tiene las piernas abiertas sobre dos caballos, uno gris y otro blanco, y los dos caballos representan el bien y el mal. Lleva las riendas de los dos caballos, pero sujeta las del caballo blanco. Por tanto, es una invitación a avanzar hacia el bien.

El Palacio de la Rovere se conoce también como el Palacio de las Penitenciarías porque en él se asentó a finales del siglo XVII la Penitenciaría Apostólica, el más antiguo de los Tribunales de la curia romana. 

Con el transcurrir de los siglos parte del palacio llegó a albergar un colegio y hasta a un hotel. En la actualidad, el palacio es propiedad y sede de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, que junto con el Laboratorio de Restauración de Obras de Arte de los Museos Vaticanos, llevó a cabo la restauración de las habitaciones y recuperación de las imágenes.

RG 

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