De estar cerca de la muerte a abrazar al Papa, el sueño cumplido de unos emigrantes

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01/10/2017
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Recién comenzada la nueva campaña de Cáritas “Comparte el viaje”, muchos refugiados de varias religiones y culturas, que vieron la muerte de cerca, tuvieron la oportunidad de conocer al Papa Francisco.

Yankuba Darboe es uno de ellos. Tuvo que abandonar Gambia hace tres años, ahora tiene 21 años cuenta las terribles historias que vivió. Fue secuestrado y aislado del resto del mundo, hasta que logró escapar de los criminales.

YANKUBA DARBOE
Emigrante de Gambia
“Vi cuerpos muertos. Vi la muerte. Ésta es una muerte lenta; muy dolorosa. Una de las cosas que me hicieron cruzar el Mediterráneo fue esto: pensé que una muerte más rápida sería mejor. Decidí subirme en un barco, pagué por subirme en él. Menos mal que salió bien. Un equipo de salvamento italiano nos encontró después de 13-14 horas”.

Yankuba dice que tras este cercano encuentro con la muerte, decidió ayudar a los demás y así fue como empezó a trabajar con Cáritas y ayudar a inmigrantes menores de edad. Lleva dos años trabajando para Cáritas con Berete Ibrahima, que es de Guinea. Para ambos, conocer al Papa fue un sueño hecho realidad.

BERETE IBRAHIMA
Emigrante de Guinea
“Fui a la audiencia general hoy. El Papa me llamó mucho la atención, porque me reconozco en las cosas que dijo. Me gustó especialmente el pasaje en el que dijo que “los pobres son portadores de esperanza”. Es fantástico. Me gusta, porque es bonito y porque es verdad”.

YANKUBA DARBOE
Emigrante de Gambia
'Fue tan emocionante ver al Papa de cerca. Me abrazó. Yo me preguntaba: 'No, ¿esto es real?'. Solo veo al Papa Francisco en la tele. En ese momento no podía articular palabra. Era como: 'Gracias, gracias, gracias'”.

Otro emigrante, Amadou Darboe, decidió dejar su país para buscar un futuro mejor. Durante el especial encuentro con el Papa, le hizo un regalo muy especial.

“Papa Francisco, muchas gracias. Esta es una estatua que hizo él. Es una mujer con su hijo, por favor, hay que cuidarlos”.

“Gracias”.

El Papa también tuvo tiempo para saludar a los refugiados más jóvenes y a los niños que estaban allí. También saludó a los trabajadores de Cáritas.

Se hizo selfies con los visitantes y demostró su cercanía cuando se comunicó mediante el lenguaje de signos con esta mujer. Les dijo que los quería y dibujó un corazón en el aire.

Estos encuentros han marcado el inicio de la nueva campaña de Cáritas “Comparte el viaje” en la que se insta a hablar con refugiados para conocer el infierno que pasaron con la esperanza de una vida mejor.

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