Como cada Semana Santa, el Papa Francisco escogió las periferias para celebrar el día del amor fraterno y de la institución de la Eucaristía.
Celebró la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo en la prisión romana Regina Coeli. Allí explicó a los presos que, tal y como Jesús lavó los pies a sus discípulos, ellos también habían sido elegidos.
FRANCISCO
“La señal de que Jesús nos sirve hoy aquí, en Regina Coeli, es que ha querido elegir a 12 de vosotros, como a los 12 apóstoles, para lavaros los pies”.
Después, toalla en mano, lavó los pies de 12 hombres. Ocho de ellos eran católicos, uno ortodoxo, dos musulmanes y uno budista. El Papa les dijo que él era tan pecador como ellos pero que estaba en esa prisión representando a Jesús.
El Viernes Santo Francisco presidió la ceremonia de la Pasión del Señor en la basílica de San Pedro, una ocasión en la que no habló con palabras sino con fuertes gestos.
El Papa, con dolor por sus problemas de cadera, se postró en el suelo en señal de penitencia.
Después, veneró la cruz.
Por la noche se desplazó al Coliseo de Roma para rezar el Vía Crucis en este lugar que evoca el sufrimiento de los mártires del cristianismo.
Cada estación estuvo acompañada por una meditación realizada por adolescentes de una escuela de Roma que además portaron la cruz.
También lo hizo esta familia de Siria, refugiados que huyeron de su país a causa de la guerra y la persecución.
Pero en medio de las tinieblas, el Papa se atrevió a hablar de esperanza.
FRANCISCO
“La esperanza porque tu mensaje continúa inspirando hoy a muchas personas y pueblos que solo el bien puede derrotar al mal y a la maldad, solo el perdón puede derrotar al rencor y a la venganza, solo el abrazo fraterno puede eliminar la hostilidad y el miedo a los demás”.
El sábado, el Papa presidió la vigilia Pascual en la basílica de San Pedro. Es el paso de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz.
Francisco pidió a los cristianos que sean partícipes de la nueva vida que llega con la resurrección de Cristo y no meros espectadores.
FRANCISCO
“Una invitación que va dirigida allí donde estamos, en lo que hacemos y en lo que somos; con la cuota de poder que poseemos. ¿Queremos tomar parte de este anuncio de vida o seguiremos enmudecidos ante los acontecimientos?”
Como es tradicional, durante la ceremonia recibieron el bautismo 8 adultos.
El Domingo de Pascua el Papa presidió la misa en la plaza de San Pedro y después pronunció la tradicional bendición Urbi et Orbi en la que pidió especialmente por Siria.
FRANCISCO
“Para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo, se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas que estos hermanos y hermanas nuestros necesitan urgentemente”.
Francisco tampoco se olvidó del pueblo venezolano.
FRANCISCO
“Para que, por la fuerza de la resurrección del Señor Jesús, encuentre la vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime”.
El Papa además recordó las guerras que nadie recuerda como las de Yemen, Ucrania o Sudán del Sur. Y pidió a los gobernantes que sus decisiones respeten la dignidad humana.
Con esta tradicional bendición concluyeron las celebraciones de la Semana Santa en Roma, la quinta presidida por el Papa Francisco.
