El Papa acudió al monasterio de las Carmelitas Descalzas de Antananarivo para rezar con las religiosas. La solemnidad del evento no impidió que se desatase la alegría en cuanto Francisco entró en la iglesia.
Después de la oración, el Papa pronunció un discurso sin papeles ante las más de 100 religiosas contemplativas. Les habló de una carmelita, de Santa Teresa de Lisieux, por la que siente una especial devoción y cuya vida en el convento no fue fácil.
Precisamente el Papa habló sobre la vida en comunidad. Pidió a las religiosas que vivan la caridad entre ellas y la obediencia a su superiora, aunque sea difícil.
FRANCISCO
“Siempre con transparencia en el corazón. Siempre porque hablando se vence. Teresa aunque sabía que a la priora le resultaba antipática, acudía a la priora”.
“Es verdad que hay que reconocer que no todas las prioras son el premio Nobel de la simpatía pero son Jesús”.
También les advirtió del peligro de que la mundanidad traspase las puertas del convento.
FRANCISCO
“Sabed discernir con la priora, con la comunidad en capítulo, discernir las voces de la mundanidad. Que no entren en clausura. La mundanidad no es una religiosa de clausura”.
“Cuando te vengan pensamientos de mundanidad, ciérrales la puerta y piensa en los pequeños actos de amor. Esos salvan el mundo”.
El Papa además les pidió que no guarden silencio cuando alguna circunstancia o alguna persona dificulten su vida en comunidad.
FRANCISCO
“Por favor hermanas. Cuando sientas algo extraño, habla inmediatamente, habla inmediatamente”.
“Este consejo os doy: hablad inmediatamente, hablad a tiempo cuando haya algo os quite la tranquilidad”.
Por eso, Francisco les animó a ayudarse entre ellas, porque es la forma de defender la santidad y el amor en la comunidad.
