La misa del día de la Epifanía inició con breve procesión dentro de la basílica de San Pedro.
Luego, el Papa se detuvo para venerar a Jesús niño.
De nuevo, una de las principales ceremonias de la Navidad se hizo con muy pocas personas y en un altar secundario, a causa de la pandemia.
Como en la misa se recordó la historia de los reyes magos, Francisco propuso imitar su ejemplo porque fueron capaces de dejarlo todo y emprender un largo viaje para adorar a Dios.
FRANCISCO
Adorar al Señor no es fácil, no es algo que sale solo. Exige una cierta madurez espiritual. Es el final de un camino interior, a veces largo.
El Papa dijo que la audacia de los reyes magos solo se puede imitar cuando se impide que los errores personales lleven al desánimo y la desesperación.
FRANCISCO
Es una invitación a dejar a un lado el cansancio y las quejas, a salir de los callejones de una visión estrecha, a liberarse de la dictadura del propio yo, que siempre tiende a replegarse sobre sí mismo y sobre las propias preocupaciones.
El Papa dijo que cuando una persona se centra exclusivamente en lo que va mal, al final se para en su camino. Dijo que en esas condiciones es difícil adorar a Dios porque no se encuentran motivos para dar gracias.
FRANCISCO
Esa mirada que, a pesar de los eventos de la vida mantiene su confianza en el Señor, genera una gratitud filial. Cuando esto pasa, el corazón se abre a la adoración. Al contrario, cuando fijamos la atención exclusivamente en los problemas, rechazando el elevar los ojos a Dios, el miedo invade el corazón y lo desorienta, dando lugar a la rabia, a la perdición, a la angustia.
Esta fue su primera ceremonia religiosa pública de 2021. El Papa no pudo celebrar la misa del 1 de enero a causa de una dolorosa ciática.
Javier Romero