“Hasta que mis hijos no llegaron a Roma desde Ucrania no podía comer ni dormir”

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18/03/2022
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Natalia es ucraniana. Llegó a Italia hace algo más de un año para tratar el cáncer del más pequeño de sus hijos. El resto llegaron hace unos días.

NATALIA LITVINENKO
Cuando la guerra comenzó, mis hijos dejaron nuestra casa y vinieron a Italia. Nuestra casa estaba en la zona de fuego, así que la evacuamos. Mi marido llevó a la estación de tren a mi hija mayor, que está embarazada, y a mi otro hijo de cuatro años.

Los hijos mayores de Natalia viajaron de Ucrania a Roma en cinco días. Recibieron la ayuda de varios amigos de la familia en Leópolis y Polonia. En Crackovia unos voluntarios les ayudaron a cruzar la República Checa y Austria.

Después llegaron a Verona, donde los acogió una familia italiana. Ahora están todos juntos en Roma, a excepción de su padre.

NATALIA LITVINENKO
El mismo día que mi marido dejó a nuestros hijos en el tren, se alistó en el ejército ucraniano. Desde entonces hemos tenido muy poco contacto con él porque está defendiendo nuestro país.

Natalia y sus hijos intercambian mensajes con su padre por la mañana y en la cena. El día en que esta entrevista fue grabada pudieron hablar unos pocos minutos por teléfono. También se mantienen en contacto con sus familiares en ciudades donde aún no han cortado Internet.

Con sus amigos en Járkov, Sumy e Irpin, no tienen ninguna comunicación. La mayoría vive en refugios bajo tierra por miedo a los bombardeos. Es una emoción que Natalia recuerda.

NATALIA LITVINENKO
Hasta que mis hijos llegaron no pude comer ni dormir. Solamente lloraba y los esperaba. Para mí fue muy difícil porque sabía que quizá no los podríamos evacuar.

Natalia está muy agradecida por la acogida que ella y sus hijos han recibido en Italia, aunque tiene una petición más para Europa.

NATALIA LITVINENKO
Gracias por no dejarnos solos. Mucha gente se pregunta qué más pueden hacer los europeos para ayudarnos. Por favor, cerrad el espacio aéreo sobre Ucrania. Este dolor es insoportable. Los rusos no consiguen entrar en las ciudades porque nuestro Ejército las defiende, pero las están bombardeando y destruyendo.

Mientras tanto, sigue esperando el final de la guerra sabiendo que aunque su marido está en el frente, al menos sus hijos están seguros en Italia.

RM

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