Francisco continuó con su ciclo de catequesis hablando sobre la vejez. Explicó cómo los niños y los abuelos se pueden beneficiar mutuamente de su complicidad y la esperanza que esto supone para la Humanidad.
El Papa insistió en que las diferentes etapas de la vida no son “mundos separados que compiten entre sí” sino “una alianza que une pasado, presente y futuro, dándole a la humanidad fuerza y belleza”
CATEQUESIS COMPLETA
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy en la catequesis reflexionamos sobre un sueño profético narrado en el libro de Daniel.
Los diversos símbolos nos hacen ver la relación entre la teofanía ―manifestación de la divinidad―, y el ciclo de la vida. Dios es Señor del tiempo y de la historia. Por un lado, se nos presenta la imagen de un Dios anciano, particularmente cuando se habla de sus cabellos que eran como la lana pura; y, por otro lado, vemos su fuerza y su belleza, representadas en el fuego. Estamos delante del misterio de la eternidad de Dios: conviven lo antiguo y lo nuevo.
Por eso, el testimonio de los ancianos es un don auténtico, una verdadera bendición para los
niños. La alianza de los mayores con los más pequeños salvará la familia humana. Las etapas de la vida no son mundos separados que compiten entre sí, sino más bien son una alianza que une pasado, presente y futuro, dándole a la humanidad fuerza y belleza. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Asunta a los cielos, para que podamos siempre contemplar el misterio de la vida y de la muerte con ojos de eternidad. Que Dios los bendiga.
Muchas gracias.