Símbolos y liturgia en las celebraciones de la Semana Santa

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Para los cristianos la Semana Santa es definida como la semana que cambió la historia del mundo para siempre.

Es por eso que sus celebraciones litúrgicas están cargadas de un simbolismo mayor.

Se trata de gestos u oraciones que se han ido incorporando con el paso de los siglos.

Por ejemplo, las palmas que se usan el Domingo de Ramos, que recuerdan el gesto de los judíos para honrar a Jesús en su llegada a Jerusalén a lomos de un burro.

Dios está con nosotros en cada herida, en cada miedo: ningún mal, ningún pecado tiene la última palabra. Dios vence pero la palma de la victoria pasa por la madera de la cruz. Por tanto, las palmas y la cruz están unidas.

La siguiente gran celebración es la Misa Crismal del Jueves Santo. En ella el obispo de la diócesis bendice el crisma y los santos oleos que servirán para administrar sacramentos a lo largo de todo el año litúrgico siguiente.

GIOVANNI ZACCARIA
Experto en liturgia, Pontificia Universidad de la Santa Cruz

El nombre viene del óleo, digamos el más importante que es el crisma, que es un óleo mezclado con perfume. Los otros dos son el aceite para los catecúmenos y el aceite para la unción de enfermos.
El óleo del crisma sirve también para consagrar una nueva iglesia, donde se untan 12 puntos por los 12 apóstoles. El altar también se unta con este aceite perfumado. Lo mismo se hace con las manos de los sacerdotes en el día de la ordenación y con la cabeza del obispo en el día de su consagración episcopal.

En esa misma tarde se escogen a 12 parroquianos a quienes se les suele lavar los pies para imitar el gesto de Jesús con sus discípulos. En Roma es habitual que el papa haga ese gesto con personas que están en la cárcel.

El Jueves Santo significa el comienzo del triduo Pascual, la recta final. Pero la misa de ese día tiene una particularidad: no se hace la bendición final.

GIOVANNI ZACCARIA
Experto en liturgia, Pontificia Universidad de la Santa Cruz

El Triduo Pascual es como si fuera una única celebración que se realiza a lo largo de varios días. Se comienza el Jueves Santo y es interesante que en esa misa no se termina con la bendición final. La gente puede realizar la adoración eucarística durante la noche y el Viernes Santo se adora la cruz, se lee la lectura de la Pasión y solo en la noche del Sábado Santo se concluye esta gran celebración con el anuncio de la resurrección.

Hay muchas tradiciones que surgieron en torno al Viernes Santo pero desde el punto de vista litúrgico lo que se puede destacar es que en ese día lo que hay no es una misa. No hay consagración.

GIOVANNI ZACCARIA
Experto en liturgia, Pontificia Universidad de la Santa Cruz

Es algo muy tradicional que viene realmente desde los primeros siglos, podemos decir. Y quizás el motivo puede ser el hecho de querer centrarse en repasar los hechos ocurridos durante la Pasión, en la muerte de Jesús.
No tenemos la misa propiamente dicha sino una celebración en la que leemos la Pasión, adoramos la cruz y recibimos la comunión que fue consagrada en el día anterior.

La celebración que concluye este triduo es la Vigilia Pascual que se suele celebrar en la noche del Sábado Santo. La particularidad es que empieza a oscuras. Las luces de las iglesias se encienden de golpe en el momento que se anuncia la resurrección. Esta es la ocasión en la que también se suelen bautizar a adultos que hayan decidido entrar en la Iglesia católica y se hayan preparado.

El domingo al mediodía el papa suele ofrecer la bendición Urbi et Orbi para Roma y el mundo entero; es la bendición que se concede en ocasiones especiales y a través la cual los fieles pueden lucrar la indulgencia plenaria.

GIOVANNI ZACCARIA
Experto en liturgia, Pontificia Universidad de la Santa Cruz
La bendición Urbi et Orbi es una bendición que se hace a la ciudad, Urbi, y al mundo entero, Orbe, en los días especiales, los días que tienen una relevancia litúrgica particularmente importante. La idea es que el papa, desde Roma, imparta una bendición importante a todo el mundo, a la ciudad y al mundo entero, gracia al misterio que se ha celebrado.

Con esta bendición los cristianos comienzan la Pascua, el tiempo litúrgico que dura 50 días, 10 más que la Cuaresma.

KG
TR: JRB

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