El cardenal Fernando Filoni es uno de los testigos del drama que genera una guerra. Fue nuncio apostólico en Irak durante la segunda Guerra del Golfo. Asegura que los actuales momentos por los que atraviesa la humanidad le han recordado un poco a esos tiempos.
CARD. FERNANDO FILONI
Gran Maestre de la Orden del Santo Sepulcro
“Me ha recordado aquellos tiempos en Bagdad, durante la Guerra. Como habían bombardeado, estábamos encerrados, sin teléfonos, no se podía salir ya que disparaban, no podíamos ni salir, ni asomarnos, por las balas”.
En medio de aquella guerra, el cardenal, salía en auto junto al vicario patriarcal para ver si los sacerdotes seguían vivos y si las iglesias estaban en pie.
Recuerda que en aquellos momentos difíciles sintió siempre el apoyo de Juan Pablo II.
CARD. FERNANDO FILONI
Gran Maestre de la Orden del Santo Sepulcro
“Vivió aquello con mucha preocupación. Cada día yo le informaba de cómo estaban las cosas. Recuerdo esas conversaciones con mucha emoción. Recuerdo su solidaridad y cercanía. Decía: “Me enteré que ha habido bombardeos, ¿cómo están? ¿tienen problemas, cuáles? Vivía la solidaridad humana”.
El cardenal Filoni fue el único embajador que siguió en Bagdad durante la guerra. Decidió quedarse para ayudar a la gente común a sobrevivir a los bombardeos.
CARD. FERNANDO FILONI
Gran Maestre de la Orden del Santo Sepulcro
“Dije a los obispos y sacerdotes: No debemos irnos, tenemos que quedarnos con nuestra gente. Tenemos que abrir los seminarios y las escuelas para que quien quiera pueda refugiarse, incluso de noche. Muchos iban con sus pequeñas colchonetas, cristianos y musulmanes, y dormían dentro de las iglesias”.
Ahora vive en Roma, pero no ha olvidado a las minorías que sufren en Oriente Medio, ni a los perseguidos y desplazados por esta otra pandemia que azota a nuestro tiempo: La guerra.
Daniel Díaz Vizzi
