Las mujeres ganan terreno en la lucha contra los abusos en la Iglesia

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17/06/2019
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Atención a las víctimas, acompañamiento, prevención... Al frente de los principales departamentos que ponen freno a los abusos a menores en la Diócesis de Pittsburgh (Pennsylvania) están mujeres. No es algo aislado. En otras partes del mundo, la crisis de los abusos ha favorecido el liderazgo femenino en la estructura de la Iglesia. 

Mimika Garesché lleva años dirigiendo ejercicios espirituales y ayudando a víctimas. A comienzos de 2019, la diócesis de Pittsburgh la nombró responsable del Acompañamiento a las Víctimas. 

MIMIKA GARESCHÉ
Acompañamiento de víctimas (Pittsburgh)

“Antes de este nombramiento ya les trataba personalmente. No trabajaba con ellas oficialmente. Por alguna razón, las personas se me acercaban y me contaban sus historias. Soy también directora espiritual y algunas decidían confiar en mí, dentro de la dirección espiritual. Así que no era un trabajo oficial el que yo estaba haciendo. Pero sí, Dios me ha guiado en este tipo de tarea y a la hora de encontrar a estas personas y caminar con ellas”.

El trato con quienes han sufrido abusos por parte de sacerdotes o religiosos le ha llevado a descubrir algo sorprendente.

MIMIKA GARESCHÉ
Acompañamiento de víctimas (Pittsburgh)

“Son personas que han mantenido la fe después de todo lo que han pasado. Es una fe increiblemente fuerte. Y siento que tienen algo que decir, que el don que pueden aportar a la Iglesia es grande. Hoy día buscamos fórmulas para renovar la Iglesia. Ellos son quienes están ayudando a renovar la Iglesia. Cuando escuchamos lo que necesitan y escuchamos la fe que tienen... He aprendido mucho de estas personas”.

La arquidiócesis de México, la más poblada del mundo, cuenta desde hace meses con un nuevo equipo interdisciplinar de Atención a las Víctimas. Dos de sus cinco miembros, la psicóloga Zaira Rosales y la periodista Marilú Esponda, son mujeres. 

MARILÚ ESPONDA
Atención a víctimas, Archidiócesis de México

“Es una forma de reconocer que la mujer tiene mucho que aportar para mitigar este problema. Incluso me atrevo a decir que si no se ha atendido este problema de manera correcta ha sido en gran medida porque hacía falta que hubiera mujeres en puestos de toma de decisiones en los altos niveles de la Iglesia. Porque la mujer tiene una facilidad para centrarse en las personas concretas y a partir de ahí, a partir de los casos concretos, proponer soluciones integrales”.

Marilú Esponda considera que en la Iglesia se está imponiendo una nueva mentalidad al afrontar este problema. 

MARILÚ ESPONDA
Atención a víctimas, Archidiócesis de México

“Antes, el centro no estaba en las víctimas, estaba en los ministros de culto y esto hacía _ por un afán quizá malentendido de proteger la reputación de la Iglesia y no hacerle daño a la Iglesia por estos malos ejemplos que pudieran presentarse_, que no se protegiera y no se pusiera tanta atención en la víctima para que de verdad la Justicia se llevara a cabo hasta el final”.

En Roma, el Center for Child Protection se ha convertido en un eje importante para impulsar políticas de protección y reforma. Entre quienes lideran este organismo están varias mujeres como Alessandra Campo, coordinadora de la red de colaboradores del centro. Desde allí, ha sido testigo del cambio.

ALESSANDRA CAMPO
Center for Child Protection

“Puedo decir que he visto, hemos visto, una participación creciente de figuras femeninas, sean laicas que religiosas, en los grupos que realizan los cursos on-line. No solo entre los participantes, digamos, entre los estudiantes. También y sobre todo entre quienes lideran los grupos. Con frecuencia se crea un equipo mixto, en el que la figura masculina de referencia está acompañada por una femenina. Y en ocasiones, la figura líder del grupo es femenina. Se trata de un fenómeno creciente”.

Alessandra Campo considera que hay circunstancias en las que la presencia de la mujer es determinante. 

ALESSANDRA CAMPO
Center for Child Protection

“Está claro que en ciertos contextos la presencia de la figura femenina puede ser importante donde, entre los participantes, se necesita un encuentro, un diálogo personal. No porque necesariamente la mujer lo pueda hacer mejor que un hombre, sino que, por ejemplo, si tenemos una víctima de abuso por parte de un hombre, que por desgracia son la mayoría, los más frecuentes, es más probable que esta persona, sobre todo si es mujer, se sienta más cómoda hablando con otra mujer, por ejemplo”.

Y en la presencia femenina a la hora de atender las víctimas, hay un factor que no se debe despreciar.

ALESSANDRA CAMPO
Center for Child Protection

“Históricamente, el hecho es que la mujer ha vivido una experiencia de vulnerabilidad. Cuando hablamos de menores o personas vulnerables, a menudo las mujeres entran en esta categoría. Por tanto, digamos que hay una conciencia de experiencia histórica que las mujeres llevan consigo, que facilita la comprensión de la experiencia de una víctima”.

Son aún una minoría en la estructura de la Iglesia. Pero tal vez esta crisis ayude a valorar la riqueza que aporta el liderazgo de las mujeres.  

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